Miles de instantes 
gobiernan nuestras vidas 
eternamente. 
Orquestas mudas 
te busco en mí misma 
sin resultado. 
Mueren las eras 
entre mis labios mustios 
pronunciándote. 
Estás tan lejos 
me muero ya de frío 
te necesito. 
Nada es real 
ni tú, ni yo lo somos 
paisajes ciegos. 
Todo pasa ya 
la felicidad también 
quiero cuidarla. 
Otros recuerdos 
abren delante de mí 
abismos secos. 
Sigue, espíritu 
hazme volar muy alto 
sobre el vacío… 
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