ÉRASE UNA ISLA
Era un tesoro
perla de gran belleza
en el Caribe.
Relampagueante
sus luces alcanzaron
pueblos lejanos.
Aura agrietada
pronósticos inciertos
se iban cerniendo.
Selvas rebeldes
aguas alborotadas
natura en vela.
En tiempo aciago
los cielos y la tierra
se confundieron.
Urdimbre oscura
los mares violentados
se rebelaban.
Naves extrañas
de otra parte del mundo
horror trajeron.
Aniquilaron
en el nombre de aquel Dios
desconocido.
Innoble historia
en ríos de avaricia
corría sangre.
Sometimiento
esclavitud y escarnio
era de infamia.
Libertinaje
desenfreno colonial
siglo tras siglo.
Arcano fatal
el tiempo en esta isla
se ha detenido.
© 2017 Sandra Santana