Un elefante...
le susurra al oído
a la muñeca.
No le contesta
ojitos apagados
por más que quiera.
Antes que asomen
los pies bajo la puerta
prende otra vela.
Canta la nena
jugando al pentagrama
de la tristeza.
Agua bendita
corre por sus mejillas
se balancea.
No le responde
el ángel de la guarda
ni San Nicolás.
Cuatro elefantes...
corre a buscar guarida
bajo la cama.
Iguana verde
de dientes amarillos
de telaraña.
Ojo de lince
se relame la presa
calcula el tiempo.
Nomos de sueños
visitan a otras niñas
en mundos buenos.
Do sol sol mi si
se le enredan las notas
jm jmjm jm jm.
Esconde el miedo
entre la telaraña y
cierra los ojos.
Sube hasta el cielo
a lágrima y a rezo
a otro elefante.
En el columpio
ya no se mecen cuentos
de hadas madrinas.
Se ha oscurecido
el mundo de muñecas
en su garganta.
Pausa y silencio
aliento de aguardiente
bajo la cama.
En retaguardia
ciento tres elefantes
desaparecen.
Rasgan el cielo
cuarenta padrenuestros
hechos jirones.
A pasos duros
y garras afiladas
ruge la iguana.
Doscientos rezos
no han sido suficientes
la nena canta.
Allá en lo alto
los elefantes vuelan
jm jmjm jm jm.
Doris Irizarry Cruz
Puerto Rico
© 2017
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